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las consecuencias del pecado en la vida de un Cristiano Parte 2 - Adrián Rogers



Iglesia les compartimos la segunda parte de la lectura: las consecuencias del pecado en la vida de un Cristiano de Adrián Rogers, esperamos que sea de bendición. La tercera y última parte la compartiremos la próxima semana.


EL PECADO DEPRIME EL CORAZÓN


En el versículo 8 de este salmo, David habla sobre las consecuencias de su pecado: “Hazme oír gozo y alegría, y se regocijarán estos huesos que has quebrantado”. Está deprimido. No tiene alegría, no tiene gozo. ¡Parecía emocionante mientras lo hacía, mientras estaba cometiendo el pecado! Pero la Biblia dice:“Sabroso es al hombre el pan mal adquirido; pero cuando haya llenado su boca, se convertirá en cascajo” (Proverbios20:17). David había perdido su gozo. Mire el versículo 12: “Devuélveme el gozo de tu salvación…”.No dice: “Señor, restaura mi salvación”, porque la tenía. Pero había perdido el gozo de tenerla.


La persona más miserable sobre la tierra no es la que está perdida, sino la que es salva pero no tiene comunión con Dios. Sólo una cosa le puede quitar el gozo de su corazón; no son dos, ni tres, ni cuatro; es sólo una, y esa es el pecado. Y sólo un tipo de pecado: el suyo. Cuando alguien peca contra usted, ese es el pecado de esa persona. Su reacción a lo que le hicieron a usted puede quitarle el gozo. Si usted me golpeara en la cara, eso no podría quitarme la alegría de mi corazón. Podría lastimarme y quitarme la felicidad, pero no podría quitarme el gozo. Puede quitarle el gozo a usted, pero no a mí. Si yo reaccionara contra usted de manera incorrecta, eso sí que me quitaría el gozo.


A propósito, si usted quiere ver lo que yo soy o lo que cualquier otra persona es, no mire sus acciones, mire sus reacciones, pues estas muestran lo que ellos realmente son. El golpearme en la cara sencillamente le daría a usted una oportunidad de ver mi reacción. Si usted quiere ver de qué está llena una persona, sólo mire lo que sale de ella cuando es empujada. Si usted empuja a alguien y de esa persona brota el enojo, entonces esa persona está llena de enojo. Si usted empuja a alguien y lo que brota es Jesús, esa persona está llena de Jesús. Si usted quiere saber lo que yo soy realmente, obsérveme cuando alguien me quita el lugar en un estacionamiento o me cierra el paso en la autopista. Al ver cómo reacciono, usted conocerá a la persona real que soy.


Lo que estoy diciendo es que el gozo debe ser constante, sin importar lo que cualquier otra persona haga. Pero usted dice: “Bien, espere un momento, yo no puedo estar contento todo el tiempo”. Estoy de acuerdo con usted, uno no puede estar contento todo el tiempo. Yo no estoy hablando de felicidad, estoy hablando de gozo. Hay una diferencia entre felicidad y gozo. La felicidad depende de lo que pasa. Por eso la llamamos felicidad. Si lo que a usted le sucede es bueno, usted estará feliz. Si lo que le sucede es malo, no estará feliz. A veces nos pasan cosas malas; no podemos esperar estar contentos todo el tiempo. Usted no querría estar contento todo el tiempo. Se enfermaría y se cansaría de estar contento todo el tiempo. Usted no tiene que estar siempre con una sonrisa en su rostro. Estar contento todo el tiempo sería como comer helado en cada comida. Jesús fue un hombre de dolores. Él lloró. No estuvo feliz todo el tiempo, pero estaba lleno de gozo. Al enfrentar la cruz, habló con sus discípulos y les dijo: “Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea cumplido” (Juan 15:11).Enfrentaba el Calvario cruel pero hablaba de gozo. No es de extrañar que Pablo pudiera escribir desde una atroz prisión este mandato:“¡Regocijaos en el Señor siempre! Otra vez lo digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4:4). El gozo del Señor es constante, y es nuestra fortaleza. La felicidad es como un termómetro que registra las circunstancias. El gozo es como un termostato que controla las circunstancias.


Es maravilloso cuando usted puede experimentar, al mismo tiempo, la felicidad y el gozo. Esos son tiempos extraordinarios. Quizá usted esté pasando unas vacaciones maravillosas. Está con su familia, y se está divirtiendo mucho. Cuando usted está con otros cristianos que aman al Señor y oran unos por otros, el gozo del Señor está presente. Realmente, es maravilloso cuando la felicidad y el gozo vienen juntos. Cuando la felicidad se va, el gozo se vuelve lo más importante. Y a veces Dios le da gozo, no para quitar el dolor, sino para ayudarle a soportarlo. Y en medio del insoportable dolor, puede haber un gozo sobrenatural. Barbara Johnson lo plantea de esta manera: “El dolor es inevitable, pero la miseria es opcional”.


EL PECADO ENFERMA EL CUERPO


El pecado, sin arrepentimiento, puede hacer que su cuerpo realmente se enferme. Vea de nuevo el versículo 8: “Hazme oír gozo y alegría, y se regocijarán estos huesos que has quebrantado”. Recuerde que esto es poesía. David no tiene una fractura, pero habla de huesos rotos. Está usando una figura literaria. Hoy nosotros hacemos lo mismo. Alguna vez usted ha dicho: “me aplastó”. Bien, ¿qué quiere decir? No significa que alguien lo puso en un compresor de basura, sino que fue estrujado, que se ejerció presión sobre usted. Y David está diciendo algo como: “Dios, me estás oprimiendo. Hazme oír gozo y alegría para que los huesos que has roto se puedan regocijar”.


A veces tenemos la idea de que si pecamos, Dios sencillamente nos va a expulsar. ¡Oh, no!, él no nos echa fuera, pero sí nos oprime con más fuerza. Dios estaba ejerciendo presión sobre David, y por eso David expresa esas palabras ante el Señor. Esa era una de las maneras como podía saber que era salvo. Dios no lo iba a dejar ir debido al pecado que había en su vida, sino que sencillamente lo apretó más fuerte.


¿Por cuánto tiempo puede alguien soportar esa presión en su vida sin que su cuerpo se afecte? En Proverbios 17:22, la Biblia dice: “El corazón alegre mejora la salud, pero un espíritu abatido seca los huesos” . Así como el gozo es medicinal, el abatimiento es venenoso. Vemos que David se encuentra bajo una terrible presión. Cuando una persona está bajo presión psicológica y espiritual, su cuerpo se puede ver afectado. A eso lo llamamos “enfermedad psicosomática”. Psicho quiere decir “mente”; soma “cuerpo”. La mente hace que el cuerpo se enferme, incluso por causa de cosas muy comunes.


¿Hay aspirinas?

Permítame darle una ilustración. Una madre llama porque la cena está lista.

Entonces papá y mamá junto con su hija y su hijo se sientan a tomar la deliciosa cena

que la madre ha preparado. Todo está bien hasta que el hermano pregunta:

-Papá, ¿puedo usar el carro esta noche?

-No, no lo puedes usar hoy porque lo usaste anoche. Esta noche me toca a mí -dice la hermana.

-Tú cállate. No estaba hablando contigo. Estaba hablando con papá -le dice el hermano a la hermana.

-No uses la palabra cállate. Nosotros no hablamos así en nuestra casa -interviene el papá.

-Pero ella comenzó -dice el hermano.

-Miren chicos, ¡cierren la boca! -interviene, otra vez, el papá. Entonces, la madre también interviene:

-Acabas de decir que no dijeran “cierra la boca”.

-¡Tú, cierra la boca! -responde el papá.

Y entonces el hermano, la hermana, el padre y la madre se envuelven en una discusión. La cena se enfría y al final sólo comen unos pocos bocados. Todos se levantan y se van de la mesa. Treinta minutos después uno de ellos pregunta:


-¿Hay aspirinas?


¿Qué ha sucedido? Usted lo sabe muy bien. El cuerpo reacciona con el corazón, la mente y el espíritu. Leí un artículo donde se decía que los cambios bruscos de temperamento de una madre pueden producir cólicos al bebé que está lactando. Somos una unidad. Estamos relacionados unos con otros. Cuando leemos otros salmos, parece como si David realmente estuviera físicamente enfermo. Yo creo que era resultado directo de su pecado.


En 1 Corintios 11:30, Pablo exhorta a los corintios por haber actuado irreverentemente en la Cena del Señor. Él dice: “Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y debilitados, y muchos duermen”. Se refería a que estaban muertos debido al pecado en su vida. El pecado enferma el cuerpo. El corazón alegre y el gozo del Señor son una medicina maravillosa. La Biblia dice: “…el gozo de Jehovah es vuestra fortaleza” (Nehemías 8:10). Cuando usted está feliz en Jesús, duerme mejor. Cuando está alegre, usted digiere su comida, sus jugos gástricos fluyen, sus glándulas funcionan cuando deben hacerlo, porque hay gozo en el Señor.


Tomado del libro “Lo que cada cristiano debe conocer”


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